Confesiones de un fiscal frustrado.



Hace ya casi un año que dejé la oposición.

En el momento en que me decidí a estudiar Derecho, lo hice con un objetivo en mente, ser fiscal. No es secreto para nadie que me molaba el mundillo de las leyes, las historias de misterio y Ace Attorney. El camino parecía claro porque iba a poder actuar en sala, que era lo que quería; iba a poder ver muchísimo penal, que es mi rama favorita; ¡E iba a ser puto funcionario con tranquilidad para toda la vida, horario fijo y trienios!. Parecía la opción perfecta.

Así que hice Derecho conociendo a personas maravillosas por el camino, incluida mi mejor amiga por el momento, enamorándome de Extremadura además y reforzando mi interés por las leyes . Pero lo más importante es que vine siendo de derechas y salí de aquí más rojo que la sangre, no nos vamos a engañar tampoco. Comprendí que las leyes son instrumentos del poder para perpetuarse, así como el monopolio de la fuerza, y que más valiera que las interpretase siempre que pudiera en favor de le débil para no caer en esa espiral.

En fin, que me saqué la carrera y el máster de abogacía (pa por si acaso.... já) en el tiempo establecido y me puse a salvar el obstáculo que me separaba de una plaza en el ministerio público: Las oposiciones. Yo iba ya mentalizado. Mentalizado con que no iba a tener vida, que iba a estudiar como un cabrón y que mi tiempo de ocio iba a ser mínimo. Volví a Melilla, mi odiada ciudad natal, para hincar los codos.

Y aquí vamos a detenernos, os voy a comentar cómo son las oposiciones a judicatura. Para empezar, son eso, judicatura: jueces y fiscales hacen la misma y luego ya eliges plaza según nota.




La oposición consiste en que te tienes que estudiar 328 temas. 94 de Derecho civil, 64 de penal, 27 de Constitucional, 59 de Procesal civil, 40 de Procesal Penal, 16 de mercantil y 28 entre Administrativo y Laboral. El primer escollo al que muches opositores se enfrentan es que no hay temario oficial aprobado. Cada une se lo prepara por donde puede, como puede, y sin saber qué criterios dan por válidos unos temas y otros no, más allá del personal del tribunal.

Algunos optan por los libros de la editorial Carperí, otros por Vásquez Pariente... A mí no me quedó más remedio que coger los temas-resumen de un alma cándida, Judicatura101 (allí donde estés, gracias, espero que disfrutes de tu plaza), que los subió gratuitamente a internet, y actualizarlos (porque la última reforma que tenían era de 2015 y ya estábamos en 2018) y ampliarlos por mi cuenta. No podía permitirme los casi 300 pavos que costaba un temario completo de editorial.

Salvado a medias ese escollo, el siguiente era el preparador. Sí, necesitas un preparador, no puedes vencer estas opos a lo bruto. Tampoco podía permitirme los 300 mensuales que costaba uno, así que lo que hice fue tirar de contactos. Un amigo de mi padre era juez y además preparador, y aceptó acogerme gratis por pura bondad. Eso se acabó después de dos años y el último año y medio éramos únicamente mi padre y yo luchando por suplir esa carencia.

Luego, el cronómetro. Recomiendan comprarse uno profesional con dos temporizadores. Pero era jodidamente caro, me apañé con uno de los chinos sin demasiados problemas.

Empecé mi rutina. Levantarme por la mañana, desayunar tranquilamente, hacer algo que me despejara durante media hora y a estudiar a las 8:45. Había días más provechosos que otros, y días donde no conseguía que se me quedase en la cabeza ni media línea. Había días en los que paraba a las 15:00 si no tenía que hacer la comida; si tenía que hacerla, a las 13:00 paraba y me ponía a cocinar. Luego intentaba retomar a las 17:00 pero era inútil y nos íbamos hasta las 18:00 como poco. Así hasta las 20:00 aproximadamente, o un poquito más porque necesitaba minutos extra. Luego un poco de ejercicio y tenía de 22:00 a 00:00 para mí. Mayormente preparaba la sesión de Anima semanal.

La oposición tiene tres fases. La primera es un examen tipo test que hace de criba para las otras dos. de 5000 o 6000 aspirantes, se quedan con los 1500 que más nota saquen, centena arriba centena abajo. La segunda es la más temida, el examen oral en el tribunal supremo. La tercera, otro examen oral, pero no es tan temida porque hay cierto consenso en que si llegas hasta ahí es que estás muy preparade, aunque muchas veces hay sorpresas.

Detengámonos en el examen oral, el hueso. Estás en el tribunal supremo, en Madrid. Ante ti, un conjunto de magistrades, jueces y fiscales que te van a evaluar. Sacas cinco bolitas de un saquito. Esos son los temas que tienes que recitar. Vas con tu cronómetro y tu botellita de agua, te subes al estrado, te dicen que puedes empezar cuando quieras. A partir de ahí tienes una hora para cantar esos cinco temas. Una. Hora. Los primeros 15 minutos te los dejan para que hagas un esquema. Apenas palabras clave de los temas que peor lleves para intentar salvarlos como puedas. Luego, a cantar. 12 minutos por tema, 15 si es un verdadero hueso, no más. Porque si a la hora no has acabado, te cortan, y si te dejas un solo tema sin cantar, vas palante.




Por eso le llaman "cantar". No se trata de que los comprendas, los tienes que aprender de memoria, literales. El día a día de le opositore consiste en memorizar artículos. Hay temas más teóricos que otros que no tienen tanto Derecho positivo, tantos artículos... Pero esos "no lucen" los temas buenos de verdad, los que te hacen aprobar, son aquellos que simplemente son artículo de la ley tras artículo. Si los recitar a la perfección y en orden es muy posible que apruebes. Y digo muy posible, no asegurado, porque volvemos a lo de antes: No hay temario unificado, y en 12 minutos no te da tiempo a hablar de todo lo que los epígrafes de los temas te piden. 

Para que os hagáis una idea de la estructura de un tema, vamos a coger un ejemplo, el 89 de civil, por ejemplo:


Tema 89. La sucesión forzosa. Sistemas. Naturaleza de la legítima. Su fijación. Intangibilidad de la legítima. Renuncia o transacción sobre la legítima futura. La «cautela socini». Las legítimas de los descendientes y ascendientes. La legítima del cónyuge viudo.

Eso es lo que tú sabes del tema. A partir de ahí, desarrolla. Decide qué epígrafes son más importantes, decide cuánto hablar de cada uno, cuádralo en 12 minutos. Cuanto menos pienses lo que dices, cuanto más de corrido te salga, cuanto más rápido hables, más contenido puedes meter en 12 minutos. Mantén la mirada en el cronómetro. Bebe agua entre tema y tema, pero no te pares demasiado, que el reloj sigue corriendo. Si tienes suerte, tal vez te den cinco minutos de gracia al final para cerrar, pero no cuentes con ello.

Si queréis saber más o menos cómo es cantar un tema, aquí tenéis a esta chica que lo hace de lujo: https://www.youtube.com/watch?v=DPaSP8Ue1Cg

Y, como he dicho, no hay criterio unificado. Depende del tribunal que te examine, habrá quien considere más importantes unos epígrafes que otros. Lo que en un tribunal te pueden dar por bueno, otro año pueden decirte que "Falta de contenido", incluso "Falta de literalidad" aunque hayas dicho los putos artículos palabra por palabra. Se han dado casos de tribunales que no estaban actualizades en la legislación y han dado por malos cantes que traían las últimas legislaciones. Demencial.

En el primer examen oral entran Civil, penal y constitucional, y en el segundo los procesales, mercantil, administrativo y laboral. Ambos con 5 temas cada uno.



En el Supremo hay llantos, gente descontenta, tribunales que hacen un baremo según el nivel general de la gente (también influye cómo lo hagan les otres, claro, muchas veces el baremo se establece en atención al que mejor exposición haga en las primeras horas del día), explicaciones de por qué has suspendido que no te van a valer de nada en años siguientes porque cambiarás de tribunal... EN fin, es una carnicería moral.

Y yo peleé, de verdad. Lo intenté, estuve tres años y pico dándole. Cada día menos motivado, cada día menos despierto, cada día más denso, cada día más solo y alejado de mis seres querides que estaban en Extremadura. Llegué a apuñalarme mi propia muñeca con un lápiz en un pico de ansiedad porque no conseguía memorizar todos los bienes gananciales, daba igual lo que los repitiera. No fue la única vez que me hice daño, pero sí la única que puedo contar sin sentirme demasiado incómodo o expuesto.

En un momento peté. Peté en el sentido de que estuve varios días sin levantarme de la cama. Mis padres entraban para preguntarme si iba a estudiar ese día y yo solo decía que no. El viernes (yo cantaba en el prepa los sábados) mi padre entró para decirme que si iba a ir a cantar y yo dije que no entre lágrimas, que no podía, que esa semana había vagueado demasiado, había estado viendo anime y mirando tuiter.

Después de esa semana pedí un psicólogo, pero lo que obtuve fue una psiquiatra y una caterva de pastillas para mantenerme. Cthulhu sabe que no tengo nada en contra de la química, pero todo el mundo está de acuerdo en que el problema subyacente no lo solucionan. Al menos dejé de intentar matarme, pero cada vez me daba más sueño, más sueños (esto lo noté muchísimo, es raro el día que recuerdo mis sueños o incluso haber soñado, y desde que empecé con la medicación, cada día los tenía más nítidos), mi concentración cedía y mi cabeza estaba embotada. Ya no solo para estudiar, no podía concentrarme para hacer nada. Para ver series, para preparar partidas de Anima o cualquier otra cosa que me requiriera 20 minutos. Dejé de leer ficción.

Aquí me gustaría hacer un apunte especial para los podcast. Empezando el segundo año de oposición conocí Welcome to Night Vale y fue un bálsamo. Literalmente, Cecil me salvó la vida y no puedo agradecer lo suficiente a esta pieza de ficción lo que hizo por mi. Tal vez si no hubiera entrado en los podcast ahora mismo estaría en otra situación distinta. Los podcast me permitían consumir ficción de forma pasiva mientras hacía ejercicio los días que no iba a judo. Justo lo que necesitaba.


Otras cosas también eran balsámicas. Las conversaciones en discord con el grupo de Carmeneros, charlar con Marina a la noche, las partidas de los domingos, el descubrimiento de las netcon... Pero pronto tuve que abandonar por completo la campaña de Anima porque la sentía tremendamente hostil (por culpa mía en gran parte, no voy a engañar a nadie), buscaba estar muchísimo más tiempo solo y, a ser posible, durmiendo.

Y mientras tanto la rutina seguía ahí. Habréis visto que no he mencionado la pandemia y el confinamiento. Bueno, no me afectó demasiado, yo ya salía poco, solo para ir a judo. No, estoy mintiendo, sí me afectó. Nos quitó una convocatoria. Una puta oportunidad. En fin. 

Al principio seguía a cuentas de opositores, luego no tanto. Todas parecían tan perfectas y disciplinadas en sus horarios de estudio, y yo había días que aprovechaba una hora de las ocho. Los sábados de cante eran un día que temía y odiaba. Pasaba el viernes con ansiedad y el sábado en tensión viva. Llegué a tener pensamientos muy oscuros cuando veía que alguien random en tuiter aprobaba, me alegraba cuando oía las noticias de la muerte de une fiscal o juez porque "así más plazas para mí". No sé, no me gustaba mucho en ese momento. Cada vez me sentía más solo y alejado de los míos, y lo peor es que me estaba volviendo adicto a esa soledad.

En fin, no voy a recrearme más. Por suerte pude acceder por fin a una psicóloga bellísima y hubo un día en el que me planté. Fue difícil. Fue muy difícil. Renuncié a mi sueño de ser fiscal. Por suerte el golpe quedó mitigado por el nihilismo y por la conciencia de clase, no os voy a engañar. Ahora sé que los sueños laborales no son tal cosa y hay que buscar la realización fuera de lo que haces para que el sistema te permita sobrevivir.

El día que dije que no iba a estudiar más era sábado de cante y mi padre estuvo sin dirigirme la palabra un mes. Mi madre me apoyó un poco más, y mi psicóloga fue un pilar. No solo por lo que dejaba atrás, la alternativa me aterraba -y aún me aterra-, meterme en el sector privado. Quiero poder actuar en sala, si no de un lado, en el otro. Me sigue gustando el Derecho, ni siquiera las oposiciones me han podido quitar eso, pero... Pero no me gusta el sector privado. No me gusta la incertidumbre de si voy a poder comer. No me gusta la sensación cada día de haber sobrevivido. No me gusta esto, pero no me quedan más cojones.

Me he quitado de las pastillas, estoy algo mejor. He venido a Cáceres para quedarme y me ha ayudado muchísimo. Pero mi concentración no vuelve y creo que la he podido perder para siempre. La confianza en mí mismo ha quedado mucho más rota que antes y, sinceramente, tampoco la busco. No la necesito porque me basta con saber que si no hago tal cosa, no sobrevivo. Y en cosas de ocio, bueno, asumo que cuando la gente me diga que no quiere jugar más conmigo, ya buscaré otra forma de pasar el tiempo. Este blog, de hecho, es un intento de autoconvencerme de que aún puedo ser productivo, aunque sea con dos entradas al mes...

Night Vale me dio una frase que es mi filosofía de vida ahora mismo: "Look at the night sky and tell me what you see. Mostly void, partially stars". Siento la vida como eso mismo. Mayormente vacío con algunas estrellas. De ahí el título del blog. Algunas estrellas, algunas cosas que me mantienen aquí.

Lo que quería soltar con todo este rollo es que a pesar de que sigo en terapia, no sé si las heridas que la oposición me ha dejado se me van a curar. La concentración no vuelve, mi energía para hacer cosas ni está ni se la espera, y mucho menos para trabajar; los fragmentos de mis ambiciones son como cristales que se clavan cada vez que me muevo y me siento un pésimo abogado. 

He olvidado más de la mitad de cosas que estudié y se siente como si esos años perdidos se escaparan como arena entre los dedos. Sentir como estabas congelado en el tiempo mientras el mundo giraba sin ti... Creo que eso era lo más duro. No lo sé, de alguna manera siento que no hay sitio en el mundo para mí. No puedo ser funcionario, no puedo trabajar en lo privado... Que tampoco importa demasiado porque total, todo se va a la mierda conmigo, así que ese flaco consuelo me queda.

Si conocéis a algune opositore, bueno; no digo que mi experiencia sea la universal ni la normal, pero es duro un rato y no solo por los temas. La presión psicológica es muy importante. No les digáis cosas como "seguro que te las sacas", con unas palabras de "mucho ánimo para la sesión de hoy" es suficiente.

No os toméis esto como un grito de auxilio porque ya estoy en terapia, que es un privilegio que no mucha gente en mi situación puede acceder. Si no mejoro es que tampoco había mucha esperanza y más me valdría no. Tomáoslo como lo que es: Un desahogo, un lloriqueo y sacarme de dentro uno de los fragmentos de cristal rotos. 

Si habéis leído esto a pesar de no tener que ver con el rol, de estar desordenado, sin epígrafes ni separaciones... muchas gracias. De verdad. 

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